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El castigo llegará

Por Fabiana Cruz para El Diario del Juicio

El día viernes 7 de abril, la sala del Tribunal escuchó en primer lugar el testimonio de Ramón Orlando Íñigo, declarante ofrecido por la defensa del imputado Francisco Camilo Orce. La historia de Íñigo es relevante para la defensa puesto que el hombre asegura haber estado presente el día del secuestro de la víctima desaparecida Víctor Hugo González. Contó que en aquella época (1975), trabajaba en la finca “La Favorina” como tractorista, y que González se había incorporado en la misma área hacía dos días, por lo que no pudo conocerlo bien. Un día en horarios de la siesta, se demoró cargándole combustible al tractor, fue en ese momento cuando vio a unos 15 metros que llegaban unos sujetos armados, quienes de inmediato pusieron cuerpo a tierra a Víctor, luego lo esposaron y se lo llevaron en un auto a lugares desconocidos hasta la fecha. Según un compañero de trabajo, se trataba de militares.
Íñigo se quedó callado luego de contar esto, como si no hubiera nada más por decir, por lo que la defensa de Orce (Nadia Orce –hija- y Facundo Maggio) le preguntaron si el imputado había sido uno de los hombres que participó en el secuestro que acababa de mencionar, a lo que el testigo respondió con énfasis que no. Seguidamente, la defensa introdujo otro tema, “¿La familia de Víctor Hugo se acercó alguna vez a usted?”, le preguntaron. Íñigo, nuevamente con energía, comenzó a explicar que la familia de los González intentó sobornarlo a él y a su esposa para que acusaran a Orce.
Aquella situación en la que el testigo parecía ser conducido por los abogados en sus respuestas, provocó reiterados enfrentamientos entre el Ministerio Público Fiscal y la defensa, por lo que la sala del Tribunal estuvo en tensión por muchos minutos.
Cabe dar a conocer que el hermano de Víctor Hugo González, también fue secuestrado y es una víctima sobreviviente. En su denuncia, se señala que un día mientras estuvo detenido en la Jefatura de la Policía, el “Tuerto Albornoz”, reconocido imputado y condenado por delitos de lesa humanidad, le había anunciado que su hermano ya había sido “boleta”. Hasta el día de hoy Víctor Hugo González continúa desaparecido.
Francisco Camilo Orce, ex comisario acusado por estos dos casos (Víctor Hugo y Héctor Ricardo González), ha sido protagonista en las últimas audiencias que tuvieron lugar en el Tribunal Oral Federal de Tucumán. Son varios los testigos que lo han reconocido como responsable de la desaparición de Víctor Hugo y del secuestro de su hermano. Así también, se ha señalado en más de una ocasión, que el actual imputado en esta megacausa, realizó persecuciones a los testigos y ha intentado sobornarlos en ocasiones (a través de sus allegados) ofreciéndoles dinero para que adulteraren las declaraciones que lo complican. Otro detalle importante en lo que va del año, es la reciente asistencia al Tribunal de su amigo Ricardo Bussi, hijo del ex represor condenado Domingo Bussi ya fallecido. Ricardo estuvo acompañado de carteles que negaban el número de desaparecidos y también de otras provocaciones de la misma índole, a sólo unos días de conmemorarse la fecha por la Memoria, Verdad y Justicia.  No es tampoco menor recordar que Francisco “Pancho” Orce es un referente de la “mano dura” en Tucumán junto al Malevo Ferreyra, quien se suicidó para evitar su juicio en la megacausa del ex Arsenal Miguel de Azcuénaga.
El Diario del Juicio Tucumán, ha cubierto recientemente otros relatos de testigos que vinculan a Orce con la brutalidad y el genocidio de la época más nefasta de la provincia:
El segundo testigo de la mañana fue Osvaldo Humberto Pérez, quien ya declaró en juicios anteriores. A través del sistema de videoconferencia, pudo escucharse el relato del hombre desde la provincia del Chaco.
Osvaldo Pérez estuvo detenido ilegalmente y compartió cautiverio con Alberto Alfredo Núñez en el CCD conocido como “El Reformatorio”. No recuerda haberlo visto a Núñez, ya que todos estaban vendados, pero allí se enteraban de los nombres de otras personas gracias a comentarios que se hacían por lo bajo cuando los militares/policías no se encontraban cerca. En su relato, recordó también las sesiones constantes de tortura en donde el maltrato físico era lo primordial, y las salas de interrogatorio que se caracterizaban por el famoso método denominado “submarino” (picana e inmersión en el agua).
También estuvo detenido en Arsenales, en donde supo que estuvo secuestrado también Mario Ernesto Medina. Este último fue capturado y denigrado por las fuerzas represivas, especialmente por el actual imputado José Roberto Abba, quien tenía la particularidad de llevar siempre consigo un llavero con el símbolo de la esvástica. Medina, dio a conocer su historia hace menos de un mes, la cual puede encontrarse en:

El juicio más grande del Noroeste Argentino vinculado a crímenes de lesa humanidad está llegando a su fin y faltan pocos testimonios por ser escuchados. Se espera que la justicia actúe correctamente luego de haber escuchado cientos de testimonios pidiendo Nunca Más.

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