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Crónica viernes 14 de octubre: "¡No nos han vencido... vamos a volver!"

  • por Hugo Hernán Díaz para el Diario del Juicio
El genocida Albornoz rodeado de otros imputados
PH Elena Nicolay


María Julia Cantos Carrascosa. Con tan solo 12 años de vida, María Julia Cantos Carrascosa sufrió una pesadilla que hasta el día de hoy recuerda todo los días de su vida, eran frecuentes los allanamientos en su casa “entraban y te apuntaban, buscaban libros y armas” “… vivir con esto forma parte de nosotros”.  Su hermano Daniel, quien para ese entonces tenía apenas 19 años se vino a Tucumán (la familia residía en Santiago del Estero) producto de las constantes persecuciones y amenazas de los militares santiagueños, encabezados por Musa Azar. “Huevo”, como lo conocían sus amigos, durante su estadía en Tucumán andaba errante, no tenía casa y dormía donde se podía.

Daniel sería encarcelado, para luego ser cobardemente fusilado por la espalda cuando intentó escapar. Solía tener encuentros con su padre y siempre le dijo que estaba bien, que esté tranquilo.

Cuando el padre de la familia Cantos Carrascosa vino a retirar el cuerpo fueron numerosos los problemas que tuvo. En un primer momento lo llevaron a reconocer cuerpos en la morgue, eran aproximadamente 24 y todos tenían signos de tortura y muchos disparos, claramente habían sido fusilados y no muerto en un enfrentamiento entre militares y guerrilleros como intentaban hacerle creer. El día del entierro de Daniel (ya en Santiago del Estero) se montó un operativo con cientos de policías.

Entre lágrimas María Julia recordó, “mi mamá antes de morir nos decía que averigüemos algo de Daniel”. También dijo: “A partir de lo que le pasó a Daniel fuimos una familia muy marcada, sufrimos mucho el 'por algo será' ”.

Finalmente la testigo concluyó con dos frases contundentes: “… en 2003 seguíamos en las mismas situaciones que en 1975, el secretario de seguridad era quien había entrado a mi casa (Musa Azar).”

“Mi papá tiene un estado depresivo importante (a causa de lo sucedido con Daniel)…Tenemos derecho a saber quiénes fueron los responsables de esto, ya pasaron 41 años”.

El segundo testigo de la mañana fue Oscar Ricardo Bader, periodista e histórico militante del PRT, quien para  la época tenía 23 años. Fue precisamente en mayo del 75 cuando decidió dejar Santiago del Estero para venirse a vivir a Tucumán y alojarse en casa de su hermano. Él había sido compañero de colegio de Daniel Cantos Carrascosa y una tarde se lo encontró de forma casual en la calle (ya en San Miguel de Tucumán ambos), conversaron por un rato. Daniel le contó que tenía miedo, que se sentía perseguido todo el tiempo y que la noche anterior había dormido en un zaguán. Impotente por no poderlo ayudar Bader le propuso que se vean en unos días y que el trataría de conseguirle un lugar donde alojarse porque en la casa de su hermano era imposible, suficiente lo comprometía con su presencia.

En relación a los medios masivos de comunicación dijo, “Yo soy periodista y los medios decían todo el tiempo que había enfrentamientos entre guerrilleros. Los medios de comunicación fueron cómplices.”

Finalmente Bader, cansado de las persecuciones decidió dejar el país.


Gustavo Enrique Holmquist tiene 69 años de edad y entre los años 75 y 76 fue secuestrado en dos oportunidades. Primero fue detenido por 28 días en los que permaneció en "la Escuelita de Famaillá", en un segundo momento pasaría tres días en Jefatura de la Policía. En Famaillá estuvo en un aula junto a otras seis personas. Fueron torturados con picana eléctrica, golpes, etc... Los fotografiaron y los llamaban por un número, el suyo era el “cuatro”.

Entre sus compañeros de "prisión" logró reconocer a dos, un soldado desertor que hablaba todo el tiempo,  y un hombre de apellido Slemenson el cual era torturado todos los días, todo el tiempo.

Algo que siempre recuerda Holmquist dice que es “cuando los torturados gritaban, los porteños que nos custodiaban también gritaban, como un sapucay”.

En relación a su liberación comentó que estaba tirado en el piso durmiendo, cuando un soldado lo pateo y le dijo “despertate que te llevamos a tu casa”. Lo terminarían dejando a dos cuadras de la casa de su madre.

Para concluir su testimonio Holmquist termino con un emotivo mensaje “Yo soy un militante peronista, y hay una canción que nos sintetiza… ¡a pesar de las bombas… los fusilamientos… los compañeros muertos… los desaparecidos…  no nos han vencido… vamos a volver!”.


El cuarto testigo del viernes fue Juan Eduardo Molina, hijo de Juan Silvestre Molina. “Me críe con mi padre y mi abuela, y una concubina de él”. De respuestas dicotómicas Eduardo sintetizó que tenía 14 años cuando ocurrieron los hechos, “Ingresaron pateando la puerta, uno de ellos se identificó como Roberto Albornoz. A partir de ese momento yo quedé a cargo de mi tío”.


Norma Natividad González (60) estuvo detenida durante cinco años en Devoto, allí tuvo a su bebé, y una vez que lo dio a luz se lo entregaron a su madre. Recién pudo verlo cuando el pequeño cumplió cinco años de edad y ambos partieron a Francia.

Su hermana Socorro Irene González por su parte, tenía 23 años para el momento en que fue secuestrada, “ella (en referencia a su hermana) no tenía militancia política ni sindical”.

Natividad contó que fue sacada de su casa por un operativo a cargo de Roberto Albornoz. Fue llevada a la Brigada, y al ingresar al lugar vio como sacaban a Irene  arrastrando de la oficina de Albornoz.

Luego de eso volvería a verla en "la Escuelita de Famaillá", “ella me contó que la violaron en reiteradas oportunidades, tanto en Jefatura como en la Escuelita...”.

Una noche Irene fue puesta en libertad, sin embargo una semana, un 20 de octubre del 75 fue secuestrada nuevamente, “estaba esperando el colectivo y se la llevaron…” “De San José son 50 al menos las persona que continúan desaparecidas”.

Antes de culminar su testimonio la testigo pidió la palabra y sentenció: “Quisiera que la condena se la cumpla en la cárcel”.


Perteneciente a la familia González también fue citado a declarar Ricardo Alfredo, detenido un 19 de abril del año 75. Él agregó en torno a las detenciones de su hermana Irene que fueron, el 20 de abril y el 20 de octubre respectivamente, siendo esta última coincidente con el día de la madre.


José Esteban Lazo de 66 años también fue citado a declarar por los hechos que lo perjudicaron tanto a él como a Socorro Irene González (vecina).

Lazo contó que fue secuestrado un 19 de abril del 75, terminó su testimonio diciendo “Me gustaría que mi humilde testimonio de alguna forma reivindique los más de 50 vecinos (de San José) desaparecidos”.


La última testigo del día en el TOF fue la señora Graciela Elsa Brito. La misma tenía 19 años cuando secuestraron a su padre Juan Andrés. “Él trabajaba en el ingenio de San José, participaba en el sindicato de aquel lugar”.

Juan fue secuestrado en tres oportunidades. “La primera vez lo golpearon a él y a mí me apuntaban en la panza (yo estaba embarazada). Esa vez estuvo detenido un día”.

La segunda vez fue por la madrugada, lo tuvieron detenido un mes. “Al ser liberado no quiso contar nada. Estábamos vigilados todo el tiempo”.

“La tercera detención fue el 19 de marzo del 76 y desde ese día no sé nada de mi padre…”

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